Salud

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domingo, 22 de septiembre de 2013

MI EXPERIENCIA DE SALUD

Si tengo que echar la vista atrás y pensar en como ha sido mi vida hasta el momento con respecto a la salud puedo decir que apenas he tenido problemas. Por lo que me han contado, cuando era pequeñita me operaron de vegetaciones; por lo que se, suele ser frecuente en niños pequeños y no supone gran peligro. Guardo vagos recuerdos de mi en el hospital , puesto que tendría alrededor de 3 años, totalmente feliz por ser el centro de atención y por poder jugar constantemente. Mis recuerdos de esa operación por lo tanto no son negativos, ni una experiencia muy dolorosa para mi. 
Hasta los 6 años me he criado en una pequeña ciudad de Suíza, Montreux, donde cualquiera puede imaginar que las temperaturas y todo su clima era bien distinto al que vivimos aquí. A pesar de vivir rodeada de mucho frío podría decir que nunca he pasado de tener catarros o gripes, demasiados comunes y que se curaban rápidamente. 
Una vez trasladada a España poco cambió la situación. Recuerdo que en el primer ciclo de Educación Primaria recibimos muchas charlas en el colegio sobre higiene bucal, lo cual nos emocionaba a todos especialmente por el simple hecho de que cada uno recibía su pequeña dosis de enjuague bucal; por aquel entonces nos parecía muy divertido y diferente compartir esos momentos. No nos divertíamos tanto cuando llegaba el invierno y por lo tanto las dichosas vacunas de las que no nos podíamos escapar en el colegio. Lo recuerdo con cariño puesto que todos queríamos evitar mostrar ese miedo a las agujas sin demasiado éxito en algunos casos, como el mío por ejemplo. 
A lo largo de Primaria puedo recordar algunas charlas sobre hábitos saludables, la importancia de la higiene corporal... Y en cuanto a enfermedades nada más preocupante que alguna infección de garganta, gripe ocasional o la varicela.
Con la llegada al instituto, se puede decir que las charlas cambiaron un poco su temática, hecho que considero correcto. Pasaron a centrarse en los cambios en nuestro cuerpo y en la sexualidad. Tanto chicas como chicos de mi clase en 2º de la ESO recibimos una charla sobre la menstruación, los cambios que conlleva, como afecta en determinados momentos y cómo verla como algo natural, sobretodo los chicos. También en esa época recibimos bastante información sobre la sexualidad en todos los aspectos: prevención, métodos anticonceptivos, ETS, embarazo, etc. Por aquel entonces sufrí un pequeño esguince en el pie en clase de Educación Física, nada grave. 
Puedo decir que mi peor experiencia ha ocurrido hace un par de años, cuando por lo que parecía un dolor de barriga ingresé en Urgencias, y acabó siendo un principio de peritonitis. Fue sin duda la experiencia más dolorosa e impactante de mi vida. Tal vez porque en un par de horas pasaron demasiadas cosas y emociones, puesto que siento un miedo poco racional a hospitales y agujas, la situación me superaba. Aunque puedo decir que por suerte después de la operación la recuperación fue medianamente rápida y sin apenas complicaciones. 
En resumen, ciertamente no considero que haya tenido una vida difícil en cuanto a la salud hasta el momento, he padecido enfermedades comunes y de fácil solución siguiendo los tratamientos adecuados. 


viernes, 20 de septiembre de 2013

MI EXPERIENCIA DE SALUD



La verdad es que si intento recordar mis experiencias con la salud a lo largo de infancia y niñez tampoco podría alcanzar a hablar de “problemas de salud”.
A lo largo de mi niñez, al menos por lo que yo recuerdo no he tenido enfermedades importantes. Varicela…¿Quién no ha tenido varicela? Supongo que esa fue la enfermedad  más importante de la infancia…y de hecho la que me marcó para siempre…pues no es difícil encontrar alguna marquita en mi cara de algún grano de esos que mi madre siempre decía…”no toques”…y que yo siempre acababa tocando…Recuerdo que le echaba aquel producto…- ”Talquistina” se llamaba- y que me aliviaba un poco…
También estaban los catarros esporádicos que cogía cuando hacía frío, la gripe, el dolor de oídos, las amigdalitis o aquellas vomitonas cuando la comida me hacía daño… pero sólo eran  pequeñas molestias típicas de todos los niños.

Sin duda lo que peor llevaba era cuando tenía fiebre…mis padres me llevaban a un médico privado que estaba en nuestra misma calle…y no quería llegar por si me pinchaba…pero la fiebre me dejaba agotada…no me gustaba nada esa sensación.
Ya en la adolescencia empezaron las alergias…tenía mocos, me dolía la cabeza…y el resultado fue terminar acudiendo a un alergólogo para realizar las pruebas de la alergia y descubrir más tarde que era alérgica a los ácaros…pero tampoco era una alergia elevada…y podía convivir perfectamente con ella, tomando unas pastillas cuando empeoraba…bastaba con no exponerme mucho a lugares con polvo.
En la escuela recuerdo que los profesores nos explicaban que debíamos cuidar nuestra salud mediante dos acciones básicas. Todo se basaba en una buena alimentación y en la práctica regular de ejercicio físico. Nos enseñaban la pirámide alimenticia y nos decían qué debíamos comer y en qué cantidades. Siempre insistían en el pescado y a mí no me gustaba nada…
Hubo una temporada en la que repartían leche en el cole y me encantaba porque las bolsitas traían dibujos muy atractivos y adivinanzas…
Otro clásico del cole era el flúor…siempre nos decían que debíamos enjuagarnos la boca con él y no me gustaba mucho…insistían en que teníamos que llevar una buena salud bucal lavándonos los dientes al menos tres veces al día…Pero sin duda había una cosa que nunca queríamos y que algunas veces nos tocaba sufrir…¡¡¡los temidos piojos!!! Era un suplicio para quitarlos…venga a echarse lociones y a pasarse aquel peine para eliminarlos…
En el instituto se repetían los consejos del cole…tal vez hicieron algo más de hincapié en la educación sexual…recibimos alguna que otra charla al respecto y nos enseñaron a colocar un preservativo, entre otros métodos anticonceptivos.
También nos dieron unas cuantas charlas e hicimos algún que otro taller sobre prevención de drogas y alcohol, sin olvidar las numerosas campañas contra el tabaco.
Si pienso en mis otros compañeros de clase..tanto en la infancia como en la adolescencia…tampoco recuerdo que ninguno tuviera alguna enfermedad grave…igual sí alguna caída y algún que otro escayolado…lo típico…todos a escribir y hacer garabatos en la escayola…pero no tengo consciencia de ningún otro recuerdo.

No puedo quejarme…en esas etapas de mi vida la experiencia con la salud ha sido positiva.

MI EXPERIENCIA DE SALUD



Cada invierno con el frio llegan las enfermedades o mejor dicho las gripes y las inflamaciones. En mi casa todos los años siempre cogíamos una gripe, la mayoría de las veces me ponía yo mala y mis hermanos rara vez estaban enfermos. Siempre que teníamos gripe o algún virus; mi madre nos dejaba quedar  en casa para recuperarnos. Para mi eran como unas segundas vacaciones, pasaba todo el día en cama, podía ver la televisión y me consentían casi todo.
Mi madre y mi familia estaban muy atentos por si necesitaba algo, si quería comer, beber o si me encontraba mal. Si  mis tíos o amigos de la familia se enteraban de que estaba enferma me consentían con unas chucherías, revistas o algún regalo sorpresa. Cuando llegaban mis hermanos del colegio iban para mi habitación y se pasaban allí la tarde conmigo haciéndome compañía, contándome novedades del colegio y cuidándome. Otra manera de consentirme era con la comida. Mi madre nos preparaba comida blanda y cocida. Pero lo bueno es que podía elegir la comida. Como a mí me gusta mucho el pescado, mi padre ya me traía varios tipos de pescado para comer los días que estaba enferma.

Cuando ya estaba recuperada, tenía que ir al colegio. Los compañeros estaban todos preocupados. Y los mismo ocurría cuando un amigo/a estaba enfermo, todos los días le preguntábamos al profesor/a porque no venía al colegio. Lo mismo ocurrió cuando me operaron de apéndice. La profesora, en nombre de mis compañeros, llamaba cada tres días para saber cómo iba mi evolución. Luego se lo decía a mis compañeros. Recuerdo cuando me dieron el alta, llegue a casa y el cartero había dejado una carta para mí. Era de mis compañeros de clase, que me mandaban recuerdos y que me mejorar pronto. Cuando regrese al colegio mis compañeros querían ver la cicatriz que me quedara de la operación, querían tocarla porque era algo nuevo para ellos. Además me contaban actividades o excursiones que habían realizado en los días que yo había faltado. En una semana mis compañeros no se separaban de mi lado preguntando que me habían hecho, si me dolió la operación, si iba al colegio del hospital, etc.
 
 
Rosa Marii

miércoles, 18 de septiembre de 2013

MI EXPERIENCIA DE SALUD


Mi experiencia de salud durante mi infancia y adolescencia se podría decir que fue sana. A diferencia de mis hermanos que sí han estado ingresados alguna vez, yo no puedo hablar más que de virus, gripes y catarros.
                
Quizás, lo único a destacar durante mi infancia fue la varicela. Solo tenía tres años cuando la tuve y son pocos los recuerdos que tengo, pero según me tiene contado mi madre, afortunadamente, en mi caso, no tuve muchos picores. Lo que si recuerdo es que mientras la tuve estuve en casa de mis tías, pues mi hermano apenas tenía unos meses y querían evitar que lo contagiara. En lo que se refiere a las medidas que el colegio tomaba cuando un niño tenía la varicela eran siempre las mismas: mientras duraba la etapa de contagio, el niño que la tenía no venía al colegio; una vez que pasaba esta etapa, se reincorporaba a las clases y a la hora de salir al recreo los profesores le mandaban ponerse una gorra y no le dejaban exponerse mucho al sol.
                
Otros recuerdos que tengo del colegio en relación a la salud y la higiene son: las inyecciones, el flúor y las notas avisando de plaga piojos. A mí siempre me puso las vacunas mi pediatra en su consulta, pero recuerdo que en alguna ocasión vino una enfermera a la escuela y algunos de mis compañeros hacían cola para ir ajunto de ella a pasar una pequeña revisión y vacunarse; en lo que se refiere al flúor, recuerdo que durante el primer ciclo de primaria, todos los viernes al volver de recreo, la maestra repartía a cada niño un bote de flúor con los que teníamos que enjuagarnos; con respecto a los piojos, cada vez que algún niño los tenía, las profesoras mandaban una nota a las familias para que en casa revisasen que no los habíamos pillado y, en caso de no ser así, tratarlos lo antes posible y así evitar que se expandiesen.
                
Ya, más de mayor, en la adolescencia, tampoco tuve ninguna enfermedad más allá de virus y catarros o alguna que otra infección. Lo que si destacaría en lo que se refiere a las medidas tomadas por el instituto son todas aquellas charlas que organizaron sobre drogas, alcohol y sexualidad con el fin de concienciarnos sobre los peligros que supone consumir estas substancias y no protegerse a la hora de tener relaciones sexuales. También recuerdo que cuando estaba en 3º de la ESO, se hizo una campaña para que las chicas nos vacunásemos contra el papiloma.